martes 14 de diciembre de 2010
Afif Jamil Calderón y Eduardo Ramírez (R.I.P.): Feliz viaje al Valhalla.
Mis amados hermanos paracaidistas Afif y Eduardo, se fueron de este mundo tan
extraño. Murieron haciendo lo que más les gustaba: Saltar de un avión. Ambos eran
expertos paracaidistas, entrenados en Estados Unidos y muchísimos años de
experiencia.
Afif estaba casado con Pamela, tienen a su hija Valeria, ambas preciosas. Eduardo
estaba casado con Jackeline, su princesa valiente. Eran parejas muy lindas y se
amaban con todo el corazón. Espirituales, creyentes en lo que viene de lo más alto,
Dios.
Los últimos minutos que compartí con mis amigos:
El domingo 12 de diciembre, tuvimos un salto de presentación para la 1ª Brigada
Aérea, era la celebración de la fiesta para las familias de los militares en el
marco de la época navideña.
Éramos 15 tigres del aire. Eduardo nos repartió en dos “pasadas”. Pasada es el
término que se utiliza en el caló de la Hermandad de la Seda para designar que el
desembarco de paracaidistas será por grupos sobre el punto de aterrizaje. El avión
desembarca la primera pasada y luego se va a dar una vuelta, vuelve a pasar sobre el
mismo punto y lanza la segunda pasada y así hasta desembarcar a todos los
“parachutes”.
Las "pasadas" quedaron de la siguiente manera:
Primera pasada: Nino Castro, Sergio Díaz Monge, Luis Cerritos, Mario Solis, Ingrid
Umaña, Linares, y Herbert (primo de Cerritos).
Segunda Pasada: Eduardo Ramírez, Afif Jamil Calderón, Fidel Rivas, Miguel, Tito
Bustamante, Roberto (el hermano de Eduardo), Latín y Merino.
Llegamos muy temprano a la Federación, Eduardo nos reunió para dar las indicaciones
del salto, ubicación, orden de salida, tipo de trabajo en el aire, etc. firmamos el
manifiesto del avión y nos fuimos caminando a la zona. Después se incorporó Afif
Jamil, llegó un poco tarde.
Los paracas que nos adelantamos estábamos fumando un tabaco cada uno cerca de un
garitón cuando vimos a Eduardo con Afif y los demás paracaidistas que venía
caminando por toda la pista con sus paracaídas y equipo completo, se veían como los
protagonistas de esas películas cuando los héroes regresan de la batalla.
Díaz Monge y yo comenzamos a molestarlos diciéndoles “hey, foto, foto! Se ven de
película!” y Latín bromeando comenzó a decirles apodos de caricaturas. Nos reímos
mucho y Eduardo me dijo “ya estás fumando otra vez”.
Me equipé y le dije a Eduardo que me chequeara el equipo, así como todos los saltos.
Abordamos el avión Arava. Eduardo y Afif junto a Miguel, Latín, Merino, saltaría en
la segunda pasada, su servidora y otros 6 iríamos en la primera. Durante el despegue
y durante el vuelo, Miguel, Tito y yo íbamos bromeando con Afif. Todo era relajado y
muy alegre.
Llegamos a los 10,000 pies y Eduardo dio la voz de mando “Primera pasada”, nos
pusimos de pié y me volteé para ver a Afif porque él iría en la segunda pasada y le
dije “buen salto!” y él chocó sus puños con los míos y me respondió con una sonrisa
“buen salto, Ingrid”. Jamás me imaginé que sería la última vez que nos vieramos de
frente.
No se porqué sentí deseos de clamar al Arcángel Miguel, no sé porqué si yo no soy
muy crédula , sin embargo le pedí por nuestras vidas, por las vidas de todos, los
que íbamos en el avión le pedí que no le pasara nada a nadie y hasta incluí a los
pilotos en esa oración. Pero ni siquiera el Arcángel Miguel, Patrono de los
Paracaidistas, pudo evitar esta tragedia.
Nos enfilamos para la salida del avión y pensé “hey no le alcancé a pedir energía a
Eduardo”, pensé eso porque yo siempre le decía a él : “Eduardo dame energía” y nos
apretábamos las manos en señal de transferencia de buena vibra. Hacíamos eso porque
él era budista y yo siempre he sido afín a esa filosofía, esta vez, no sé porqué no
pude acercarme a él dentro del avión para pedirle ayuda y como él iba de maestro de
salto y yo era la número 5 de la primera pasada, nada más pasé a su lado un segundo
antes de saltar, él dijo "salte" y le grité "Eduardo! Energía!!" Mientras mi cuerpo
salía a 10,000 pies de altura.
Esos fueron los últimos momentos que vi con vida a mis dos hermanos Afif y Eduardo.
Hice mi apertura a 4,000 pies por la distancia que debíamos recorrer. Aún yo iba a
2,000 pies con mi velamen hacia el punto de aterrizaje cuando la segunda pasada
venía en descenso, vi cuando hicieron la apertura y juraría que vi completamente
abierta la cúpula de Eduardo. Pensé en ese momento "Que cerca abrieron!" porque las
cúpulas estaban demasiado juntas. Hice un giro a favor de viento y me dirigí a la
zona, no vi la colisión, pero mi compañero Linares que también venía con su cúpula a
la misma altura que yo, si vio todo lo que les pasó.
Aterricé, aún no se sabía qué había ocurrido, cuando Mario Terezón y otros militares
nos dijeron que agarráramos nuestros paracaídas, que no los guardáramos para no
perder tiempo y que los subiéramos a un camión de rescate que estaba cerca. Nos
subimos y comenzamos muy rápido a avanzar por todo el interior del Aeropuerto de
Ilopango. Sólo Terezón sabía qué tan grave había sido el accidente y yo le decía
“Mario qué pasa, decime por favor, están quebrados?”, Terezón no respondió y el
Carlos Castro me dijo “calmate, calmate” y no me decían nada.
Yo sentía que algo muy grave pasaba, pero tenía la esperanza de que fueran
quebraduras, pero nunca pensé que la muerte estaba allí.
Todo mi panorama cambió cuando yo les dije “¿ya se los llevaron al hospital?” y me
dijo Miguel “no, allí están, no los van a llevar”. Cuando me dijo así una vorágine
de emociones se vino a mi pecho, pensé “¿qué otra razón que no sea la muerte para no
llevarlos al hospital?” insistí en que me dijeran qué pasaba y al fin el Capitán
Rivas dijo en voz alta lo que pasaba “Eduardo y Afif han fallecido”.
Sentí que algo se quebró en mí y rompí en llanto. Inmediatamente nos dijeron que no
fuéramos a la zona del accidente, pero a mí me valió la orden y junto con Linares
nos fuimos corriendo por la pista, pedimos aventón a la familia de Solis y llegamos.
La escena era indescriptible. Nuestros amigos habían sufrido una colisión de cúpula
y por alguna razón, Eduardo y Afif estaban inconscientes antes de llegar al suelo.
Tocaron tierra casi a las once horas de la mañana más cruel de diciembre. La tierra
quería sus cuerpos. El Arcángel Miguel reclamó sus espíritus. Se los llevó entre sus
alas al Valhalla, el lugar de los Guerreros.
Los cuerpos de mis amigos estaban frente al monumento a los Paracaidistas. “Un
Paracaidista Nunca Muere, sólo sube al cielo a reagruparse”.
Me conmovió ver a Jacky con sus ojitos tristes tratando de entender lo que había
pasado. Cómo podía ser posible? Si su esposo Eduardo era un gran tigre del aire.
Luego llegó Pamela, la esposa de Afif, ella estaba destrosada. Venía con el hermano
de Afif. Estuvimos varias horas esperando a que medicina legal hiciera lo suyo,
luego los fiscales, luego la gente de la funeraria.
Se los llevaron para prepararlos en Capillas Memoriales.
Y nos fuimos tristes para la Federación, con la sonrisa quebrada y los ojos cargados
de duelo.
Por la noche, fue su velación. Ambos estaban el uno cerca del otro, se unieron ambas
capillas para estar todos juntos. Los paracaidistas montamos guardia por turnos para
acompañar los féretros de nuestros amigos. Les rendimos honores y fueron ubicados
sus respectivos paracaídas sobre sus féretros. Paracaidistas, en vida y en muerte.
Al siguiente día, es decir ayer, fue el sepelio.
El Coronel Luis Mariano Turcios dio un discurso que me hizo llorar pese a que yo, al
igual que mis compañeros, estaba en postura firme en la escolta de honor que les
hacíamos a nuestros amigos. Mediante un acto emotivo y lleno de solemnidad y
consternación, El Coronel Turcios se dirigió a nuestros camaradas justo de la forma
en que solía hablarles cuando estaban con vida: "Aaaafif", "Eduarrrrrdo", "Aquí
estamos con ustedes!".
Nuestro Pabellón Nacional con su respectivo doblaje militar fue entregado por las
autoridades de la Federación a las familias de nuestros hermanos paracaidistas dando
así el máximo homenaje de agradecimiento por todo lo que Afif y Eduardo representan
para nosotros.
Dentro del cementerio, los paracaidistas cargamos entre todos a los féretros de
nuestros amigos hasta llegar al sitio donde serían enterrados.
Cada uno de los familiares dieron su discurso, todos dijeron palabras muy hermosas
que nos quebraban el alma. Sus esposas y sus mamás estaban destrozadas. Estaban
tristes como los pajaritos cuando ya no tienen nido.
Jacky, la esposa de Eduardo fue tan conmovedora en sus palabras, ella sabe que su
Eduardo no la ha dejado, que está con ella y que en la siguiente vida se volverán a
encontrar, sus espíritus se reconocerán y se volverán a amar.
La hijita de Afif le dijo "Adiós, adiós" a su padre. Él va al cielo y desde allá
estará pendiente de Pamela y de su hija.
Se tenía planificado el salto de honor para nuestros guerreros fallecidos, el salto
sería en el cementerio pero fue clausurado por las ráfagas de viento.
Cuando los íbamos a sepultar, cargamos nuevamente su féretro, a la hora de ponerlo
sobre la banda suspensoria que lo pondría dentro de la cripta hicimos el tradicional
grito “Ready, Set, Go” lanzando una descarga de energía entre cada una de las flores
del cementerio.
Afif y Eduardo, dos grandes hermanos! Grandes Guerreros, hombres que nunca dudaron,
nunca temieron, nunca retrocedieron, nunca!!!!
Se ganaron mil veces nuestros corazones y nuestro respeto,
Hoy se ganaron nuestras lágrimas,
Hasta pronto Hermanos!!!
Algún día volveremos a volar juntos! Y Fernando "Chucky" Calvo también llegará a
nuestra estrella, haremos esa formación en lo más alto de las nubes, allá donde las
valkirias tejen las nubes con sus cabellos!!! Allá donde volvamos a volar entre las
barbas del viento.
Buen viaje al Valhalla, buen viaje a la tierra de los que nunca mueren, buen viaje a
la tierra de los hombres que someten tigres y dragones, buen viaje hacia el cielo de
los guerreros con alas.
Los Arcángeles los reciben felices, descansen en paz hermanos!
CIELOS AZULES CAMARADAS
LOS AMAMOS HERMANOS!!!
(tomado de http://rumanaladytiger.blogspot.com/, escrito por nuestra hermana Paracaidista
extraño. Murieron haciendo lo que más les gustaba: Saltar de un avión. Ambos eran
expertos paracaidistas, entrenados en Estados Unidos y muchísimos años de
experiencia.
Afif estaba casado con Pamela, tienen a su hija Valeria, ambas preciosas. Eduardo
estaba casado con Jackeline, su princesa valiente. Eran parejas muy lindas y se
amaban con todo el corazón. Espirituales, creyentes en lo que viene de lo más alto,
Dios.
Los últimos minutos que compartí con mis amigos:
El domingo 12 de diciembre, tuvimos un salto de presentación para la 1ª Brigada
Aérea, era la celebración de la fiesta para las familias de los militares en el
marco de la época navideña.
Éramos 15 tigres del aire. Eduardo nos repartió en dos “pasadas”. Pasada es el
término que se utiliza en el caló de la Hermandad de la Seda para designar que el
desembarco de paracaidistas será por grupos sobre el punto de aterrizaje. El avión
desembarca la primera pasada y luego se va a dar una vuelta, vuelve a pasar sobre el
mismo punto y lanza la segunda pasada y así hasta desembarcar a todos los
“parachutes”.
Las "pasadas" quedaron de la siguiente manera:
Primera pasada: Nino Castro, Sergio Díaz Monge, Luis Cerritos, Mario Solis, Ingrid
Umaña, Linares, y Herbert (primo de Cerritos).
Segunda Pasada: Eduardo Ramírez, Afif Jamil Calderón, Fidel Rivas, Miguel, Tito
Bustamante, Roberto (el hermano de Eduardo), Latín y Merino.
Llegamos muy temprano a la Federación, Eduardo nos reunió para dar las indicaciones
del salto, ubicación, orden de salida, tipo de trabajo en el aire, etc. firmamos el
manifiesto del avión y nos fuimos caminando a la zona. Después se incorporó Afif
Jamil, llegó un poco tarde.
Los paracas que nos adelantamos estábamos fumando un tabaco cada uno cerca de un
garitón cuando vimos a Eduardo con Afif y los demás paracaidistas que venía
caminando por toda la pista con sus paracaídas y equipo completo, se veían como los
protagonistas de esas películas cuando los héroes regresan de la batalla.
Díaz Monge y yo comenzamos a molestarlos diciéndoles “hey, foto, foto! Se ven de
película!” y Latín bromeando comenzó a decirles apodos de caricaturas. Nos reímos
mucho y Eduardo me dijo “ya estás fumando otra vez”.
Me equipé y le dije a Eduardo que me chequeara el equipo, así como todos los saltos.
Abordamos el avión Arava. Eduardo y Afif junto a Miguel, Latín, Merino, saltaría en
la segunda pasada, su servidora y otros 6 iríamos en la primera. Durante el despegue
y durante el vuelo, Miguel, Tito y yo íbamos bromeando con Afif. Todo era relajado y
muy alegre.
Llegamos a los 10,000 pies y Eduardo dio la voz de mando “Primera pasada”, nos
pusimos de pié y me volteé para ver a Afif porque él iría en la segunda pasada y le
dije “buen salto!” y él chocó sus puños con los míos y me respondió con una sonrisa
“buen salto, Ingrid”. Jamás me imaginé que sería la última vez que nos vieramos de
frente.
No se porqué sentí deseos de clamar al Arcángel Miguel, no sé porqué si yo no soy
muy crédula , sin embargo le pedí por nuestras vidas, por las vidas de todos, los
que íbamos en el avión le pedí que no le pasara nada a nadie y hasta incluí a los
pilotos en esa oración. Pero ni siquiera el Arcángel Miguel, Patrono de los
Paracaidistas, pudo evitar esta tragedia.
Nos enfilamos para la salida del avión y pensé “hey no le alcancé a pedir energía a
Eduardo”, pensé eso porque yo siempre le decía a él : “Eduardo dame energía” y nos
apretábamos las manos en señal de transferencia de buena vibra. Hacíamos eso porque
él era budista y yo siempre he sido afín a esa filosofía, esta vez, no sé porqué no
pude acercarme a él dentro del avión para pedirle ayuda y como él iba de maestro de
salto y yo era la número 5 de la primera pasada, nada más pasé a su lado un segundo
antes de saltar, él dijo "salte" y le grité "Eduardo! Energía!!" Mientras mi cuerpo
salía a 10,000 pies de altura.
Esos fueron los últimos momentos que vi con vida a mis dos hermanos Afif y Eduardo.
Hice mi apertura a 4,000 pies por la distancia que debíamos recorrer. Aún yo iba a
2,000 pies con mi velamen hacia el punto de aterrizaje cuando la segunda pasada
venía en descenso, vi cuando hicieron la apertura y juraría que vi completamente
abierta la cúpula de Eduardo. Pensé en ese momento "Que cerca abrieron!" porque las
cúpulas estaban demasiado juntas. Hice un giro a favor de viento y me dirigí a la
zona, no vi la colisión, pero mi compañero Linares que también venía con su cúpula a
la misma altura que yo, si vio todo lo que les pasó.
Aterricé, aún no se sabía qué había ocurrido, cuando Mario Terezón y otros militares
nos dijeron que agarráramos nuestros paracaídas, que no los guardáramos para no
perder tiempo y que los subiéramos a un camión de rescate que estaba cerca. Nos
subimos y comenzamos muy rápido a avanzar por todo el interior del Aeropuerto de
Ilopango. Sólo Terezón sabía qué tan grave había sido el accidente y yo le decía
“Mario qué pasa, decime por favor, están quebrados?”, Terezón no respondió y el
Carlos Castro me dijo “calmate, calmate” y no me decían nada.
Yo sentía que algo muy grave pasaba, pero tenía la esperanza de que fueran
quebraduras, pero nunca pensé que la muerte estaba allí.
Todo mi panorama cambió cuando yo les dije “¿ya se los llevaron al hospital?” y me
dijo Miguel “no, allí están, no los van a llevar”. Cuando me dijo así una vorágine
de emociones se vino a mi pecho, pensé “¿qué otra razón que no sea la muerte para no
llevarlos al hospital?” insistí en que me dijeran qué pasaba y al fin el Capitán
Rivas dijo en voz alta lo que pasaba “Eduardo y Afif han fallecido”.
Sentí que algo se quebró en mí y rompí en llanto. Inmediatamente nos dijeron que no
fuéramos a la zona del accidente, pero a mí me valió la orden y junto con Linares
nos fuimos corriendo por la pista, pedimos aventón a la familia de Solis y llegamos.
La escena era indescriptible. Nuestros amigos habían sufrido una colisión de cúpula
y por alguna razón, Eduardo y Afif estaban inconscientes antes de llegar al suelo.
Tocaron tierra casi a las once horas de la mañana más cruel de diciembre. La tierra
quería sus cuerpos. El Arcángel Miguel reclamó sus espíritus. Se los llevó entre sus
alas al Valhalla, el lugar de los Guerreros.
Los cuerpos de mis amigos estaban frente al monumento a los Paracaidistas. “Un
Paracaidista Nunca Muere, sólo sube al cielo a reagruparse”.
Me conmovió ver a Jacky con sus ojitos tristes tratando de entender lo que había
pasado. Cómo podía ser posible? Si su esposo Eduardo era un gran tigre del aire.
Luego llegó Pamela, la esposa de Afif, ella estaba destrosada. Venía con el hermano
de Afif. Estuvimos varias horas esperando a que medicina legal hiciera lo suyo,
luego los fiscales, luego la gente de la funeraria.
Se los llevaron para prepararlos en Capillas Memoriales.
Y nos fuimos tristes para la Federación, con la sonrisa quebrada y los ojos cargados
de duelo.
Por la noche, fue su velación. Ambos estaban el uno cerca del otro, se unieron ambas
capillas para estar todos juntos. Los paracaidistas montamos guardia por turnos para
acompañar los féretros de nuestros amigos. Les rendimos honores y fueron ubicados
sus respectivos paracaídas sobre sus féretros. Paracaidistas, en vida y en muerte.
Al siguiente día, es decir ayer, fue el sepelio.
El Coronel Luis Mariano Turcios dio un discurso que me hizo llorar pese a que yo, al
igual que mis compañeros, estaba en postura firme en la escolta de honor que les
hacíamos a nuestros amigos. Mediante un acto emotivo y lleno de solemnidad y
consternación, El Coronel Turcios se dirigió a nuestros camaradas justo de la forma
en que solía hablarles cuando estaban con vida: "Aaaafif", "Eduarrrrrdo", "Aquí
estamos con ustedes!".
Nuestro Pabellón Nacional con su respectivo doblaje militar fue entregado por las
autoridades de la Federación a las familias de nuestros hermanos paracaidistas dando
así el máximo homenaje de agradecimiento por todo lo que Afif y Eduardo representan
para nosotros.
Dentro del cementerio, los paracaidistas cargamos entre todos a los féretros de
nuestros amigos hasta llegar al sitio donde serían enterrados.
Cada uno de los familiares dieron su discurso, todos dijeron palabras muy hermosas
que nos quebraban el alma. Sus esposas y sus mamás estaban destrozadas. Estaban
tristes como los pajaritos cuando ya no tienen nido.
Jacky, la esposa de Eduardo fue tan conmovedora en sus palabras, ella sabe que su
Eduardo no la ha dejado, que está con ella y que en la siguiente vida se volverán a
encontrar, sus espíritus se reconocerán y se volverán a amar.
La hijita de Afif le dijo "Adiós, adiós" a su padre. Él va al cielo y desde allá
estará pendiente de Pamela y de su hija.
Se tenía planificado el salto de honor para nuestros guerreros fallecidos, el salto
sería en el cementerio pero fue clausurado por las ráfagas de viento.
Cuando los íbamos a sepultar, cargamos nuevamente su féretro, a la hora de ponerlo
sobre la banda suspensoria que lo pondría dentro de la cripta hicimos el tradicional
grito “Ready, Set, Go” lanzando una descarga de energía entre cada una de las flores
del cementerio.
Afif y Eduardo, dos grandes hermanos! Grandes Guerreros, hombres que nunca dudaron,
nunca temieron, nunca retrocedieron, nunca!!!!
Se ganaron mil veces nuestros corazones y nuestro respeto,
Hoy se ganaron nuestras lágrimas,
Hasta pronto Hermanos!!!
Algún día volveremos a volar juntos! Y Fernando "Chucky" Calvo también llegará a
nuestra estrella, haremos esa formación en lo más alto de las nubes, allá donde las
valkirias tejen las nubes con sus cabellos!!! Allá donde volvamos a volar entre las
barbas del viento.
Buen viaje al Valhalla, buen viaje a la tierra de los que nunca mueren, buen viaje a
la tierra de los hombres que someten tigres y dragones, buen viaje hacia el cielo de
los guerreros con alas.
Los Arcángeles los reciben felices, descansen en paz hermanos!
CIELOS AZULES CAMARADAS
LOS AMAMOS HERMANOS!!!
(tomado de http://rumanaladytiger.blogspot.com/, escrito por nuestra hermana Paracaidista
Ingrid Umaña.)